Esta semana se llevó a cabo la tradicional ceremonia de los Premios Estrella de Mar 2025, que reconoce a los artistas que forman parte de la variada propuesta de espectáculos y entretenimientos en la temporada de verano de Mar del Plata y Rosario tuvo un representante de lujo. Una obra de teatro infantil rosarina se llevó uno de los galardones y enalteció a la cultura local. Se trata de “Ota, teatro para bebés 2”, con María Soledad Galván y Santiago Pereiro.
La puesta es del grupo de teatro, títeres y cuentos Vamos que nos Vamos, con idea, dramaturgia y dirección de Carla Rodríguez. Organizados por el Ente Municipal de Turismo y Cultura (Emturyc), este año los Premios Estrella de Mar contaron con 49 ternas entre elencos y artistas locales y nacionales que el jurado seleccionó entre más de 280 inscriptos.
La obra de Rodríguez estuvo en cartelera toda la temporada en La Feliz, donde fue a verlos el jurado y los eligió para la nominación, que los tomó por sorpresa. "Fue muy emocionante cuando la conductora abrió el sobre y leyó el nombre de nuestra obra. La alegría no cabe en el cuerpo, en esos segundos se te viene toda la historia que hay atrás. Son 24 años de militancia por un teatro para las infancias", contó la directora en diálogo con La Capital.
Teatro para las infancias
María Soledad y Carla se conocieron en el año 2000 animando fiestas infantiles en el salón "Doña Luna". Rodríguez estaba en el rubro desde los 14 años, cuando una maestra de expresión corporal de la Escuela Municipal Larrechea le abrió la puerta a este universo. Un año más tarde, en plena crisis, llevaban el teatro para infancias en bicicleta. Eran de distintas zonas de la ciudad y recorrían los barrios para desplegar los encantos del teatro y los títeres con un fuerte perfil social y un compromiso marcado.
Una década después, en 2011, llegó una obra que significaría un antes y un después en sus carreras: “Ito, teatro para bebés”. Estuvo en cartelera en el Teatro de la Manzana durante nueve años interrumpidos. El décimo se volcaron a la virtualidad por la pandemia.
Finalmente, en 2023 crearon "Ota, teatro para bebés 2".Rodríguez indicó que se trató de un proyecto soñado e imaginado por años junto a Esteban Sesso, con quien trabajaron en la composición de la música original. Luego se sumó Santiago Pereiro al grupo, lo que consideró un hallazgo y un paso importante en la decisión de continuar. Desde entonces, llevan más de 80 funciones en La Orilla Infinita.
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Santiago Pereiro y María Soledad Galván, protagonistas de “Ota”.
"Este premio significa reconocimiento, valoración y apreciación de nuestro trabajo. OTA es una obra que llevo más de dos años de ensayo de creación, pensando en cada uno de los detalles para la infancia de los primeros años, desde el texto, la música original, la plástica escénica, los muñecos, una estética y ética de trabajo", valoró Rodríguez en contacto con este diario.
En ese sentido, destacó que el equipo está compuesto por 18 persona y que todas le aportaron su cuota para que la producción sea posible. "OTA es un trabajo que se propone abrazar a las infancias por medio del arte y agregando el condimento esencial que es el afecto. También el premio es un reconocimiento a esta postura", subrayó.
Quienes quieran disfrutar de la premiada obra rosarina, podrán hacerlo a partir del 15 de marzo en La Orilla Infinita, ubicada en Colón 2148. Las funciones son a las 16 y se pueden conseguir a través de la página web de la sala.
Cómo es armar una obra de teatro para bebés
“Ota, teatro para bebés 2” narra la historia de una tortuga grandota llamada Ota, que se encuentra perdida en las profundidades del mar. Ota busca su casa y en su camino, se encuentra con Ayo, el pez payaso; Upo, el pulpo y con Ico, el caballito de mar.
Con ellos juega y aprende, pero el personaje sigue sin encontrar su verdadero hogar. Es entonces cuando, jugando a las escondidas, se detiene, se encierra bajo su caparazón y descubre que su casa es ella misma, que lo que buscaba por fuera, en ella está. En el final, Ota y sus amigos celebran cuando la tortuga se ilumina y canta “¡Mi casa soy yo!”.
El escenario circular con el público a su alrededor, recrea el fondo del mar donde suceden las situaciones de esta obra diseñada para la infancia. Según explicaron desde la dirección, “es un cuento presentado por una actriz y un actor, quienes narran la historia, tocan instrumentos y manipulan muñecos. Es una obra con texto y argumento, ya que consideramos que los bebés tienen capacidad interpretativa de comprender el relato mucho antes de hablar. Al terminar, se les invita al escenario para jugar, vivenciar un momento lúdico y sensorial y ser protagonistas”.
"Los bebés no son espectadores por naturaleza, pero se trata de crear una atmósfera para la contemplación, un estado de asombro por todo lo que a los bebés les puede llamar la atención: la música, las luces, el juego con muñecos, el relato, el cambio de ritmo. Que puedan ingresar en un tiempo no apurado, de disfrute, de goce, de apreciar el sonido como el silencio, acompañados por los adultos que lo cuidan y son acompañantes estéticos. Como dice el maestro Mauricio Kartum: 'contemplar es como entrar a un templo'", explicó Rodríguez.
Por último, valoró que la obra tiene una muy buena recepción y el público generalmente les regala una sonrisa al salir. "Cuando el espectador se emociona, sale de la sala y te devuelve el abrazo que le dimos, cuando te dice agradece, es muy gratificante porque sentimos que vamos por un buen camino y que el arte puede ser tan necesario como otras necesidades en la vida, y puede hacer más felices y sanas a las infancias, entonces nuestro trabajo cobra sentido", concluyó.
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